Perdonar... es vital para nuestra relación intima con el Eterno Dios de Amor. Perdonar la ofensa hace bien, nos libra del rencor y del deseo de venganza. Perdonar a pesar de tener mil razones para no
hacerlo es grandeza de corazón. Negarse a sí
mismo por amor a Cristo. El Espíritu Santo de Dios... nos dice: “perdona, olvida y apaga el fuego de tu enojo para que no contamine tu alma y todo tu cuerpo”
Perdonar es igual a vencer el mal con el bien, desechar la ira y la rabia y resistir al enemigo de nuestro Dios de Amor. Perdonar es elegir la Paz de Dios que sobrepasa nuestro entendimiento.
“Padre Eterno en el nombre de Jesucristo tu hijo te
pido que me des más de tu Espíritu Santo, ayúdame a ser entendido para perdonar y arrancar de mi alma todo recuerdo amargo que me ate al pasado, ayúdame a salir del desierto del enojo, y dirige mi vista y mi fe hacia la senda
de tu Amor” Gracias Padre por ayudarme. Aleluya.